martes, 11 de enero de 2011

La novedad

Unas semanas bastan para darme cuenta de lo bien que se está en casa. De lo mucho que los necesitas, pero también de lo mucho que ellos te necesitan a ti. Desde el 23 de diciembre hasta el 10 de enero he exprimido al máximo los segundos, para que en momentos como el de la noche de hoy -11 de enero-, recuerde con una sonrisa cada uno de esos 19 días en casa. Cualquier gesto de cariño era elevado al mayor exponente. Experimenté muestras de amor exacerbado, fruto de esos sentimientos que viven escondidos cuando tienes cada día a esas personas. Pero esta vez, las riendas estaban sueltas, el sentimiento pedía salir... Y es ahora cuando pienso precisamente en ello, en que el cariño está minusvalorado. Como si de un vicio se tratara, ha de faltarnos para necesitarlo aún más.
También ha habido tiempo para echar de menos Barcelona. Es fácil decir que echo de menos todo aquello con lo que he vivido durante años, y a todas aquellas personas que han formado parte de mi vida cada día en Elche. Pero no lo es tanto acordarse de la novedad, aquello que, aunque no fuera como esperabas, te acaba de invadir por dentro. 
¿Es posible echar de menos algo que nunca tuviste antes? Y es que, como aquel que dice, "a veces buscamos cosas sin saber lo cerca que las tenemos".