sábado, 22 de octubre de 2011

Pompas de jabón

El recorrido mundial de las repentinas noticias que han sucedido en estos últimos dos días tanto en España como en Libia también han hecho parada en Milán, provocando una sensación extraña. Desde el jueves, tanto yo como mi compañera de cuarto -aunque, tras mes y medio de convivencia, ya me permito llamarle 'buena amiga'-, parecemos dos fieras hambrientas en busca y captura de su presa. Qué, quién, cómo, cuándo y por qué son las cinco uves dobles -en inglés- que deseamos conocer para saciar nuestro apetito informativo. Un apetito que prolifera con ecos de que la mayor banda terrorista de la historia de España ha anunciado que deja las armas -aunque no sabemos exactamente dónde- y comienza una etapa de relativa calma. Un apetito que huele la sangre de un dictador cuya muerte grabada en imágenes está siendo el visionado más trillado en el telediario. Llevamos dos días sumidas en una cueva de flujo informativo que, lejos de apartarnos de la actualidad, sí nos aleja de la vida en la ciudad milanesa. La 'dolce vita'... Pero nos puede la curiosidad, nos atrae la saciedad informativa, nos calma saber. Si los telediarios cuentan hechos, nosotras pedimos análisis. Si las imágenes delatan violencia, nosotras pedimos juicios... Somos insaciables.
Entre nosotras, de camino como cada día hacia el metro, especulamos sobre historias que nos llegan desde nuestro punto de origen de esta aventura en la que llevamos más de un mes embaucadas. Esta burbuja llamada 'Erasmus' y que muchos estudiantes creen impenetrable de dentro hacia afuera, pensamiento ni mucho menos acertado. 'Vaya con el 2011'... Y lo que espera inminentemente detrás de la esquina, que une el 19 de noviembre con la nueva era 'post Zapatero'.
Mientras miles de libios celebran la muerte a sangre fría de una persona -atemoriza pensarlo, por muy dictador que ésta sea- más de cien españoles etiquetados en este curso 2011/2012 disfrutan de la nocturnidad milanesa y sus consecuencias. Al días siguiente, despertarán con entre siete y diez fotografías nuevas en sus perfiles de Facebook y/o Tuenti, y con vagos recuerdos de flashes, músicas y amargos sabores en el paladar. De pequeña tenía una especie de bote en forma de tubo, en el que la tapa se enroscaba y tenía forma alargada con un círculo vacío en su final, y que me permitía hacer pompas y lanzarlas al aire. Sabía que las burbujas pronto estallarían, al fin y al cabo, eran de jabón...

jueves, 13 de octubre de 2011

El 13 amarillo

Siento que la necesidad de escribir aparece y desaparece en mí en cuestión de minutos. A veces, cuando siento la inspiración y no estoy frente a mi ordenador, llego a casa y tal ilusión no es tan fuerte como lo era minutos antes. Puede que ni tan siquiera pasen más de diez minutos, pero pasan. Y se llevan las ganas que tenía por describir aquello que me fascinó por un instante. Sin embargo hoy no ha sido así. Me gustan las excepciones, a pesar de que ello conlleve admitir que existe una 'norma general' de comportamiento. Ayer comencé con mi tercera y última adquisición de otra joyita más de Albert Espinosa, 'El mundo amarillo'. Su primer libro de entre los tres que tanto me fascinan -hablo en presente, pues sigo releyendo páginas al azar, y sigo sintiendo la misma sensación placentera que cuando leí las frases la primera vez- me tiene completamente absorbida. Creo que busco cualquier motivo para coger el metro, sentarme, y ponerme a leer. Me siento tan bien cuando leo viajando... Es una sensación muy extraña con la que me gusta lidiar. A veces tardo unas cuantas paradas a sentarme, y aún así, disfruto leyendo de pie. De vez en cuando por el rabillo del ojo observo a ese niño que no deja el culo quieto el asiento que tan grande le viene. Le sobra silla de nalgas tanto izquierda como derecha hacia afuera. Sin embargo el niño no para de moverse, bajarse, ponerse de pie... La madre le riñe sin conseguir nada. La 'nonna' -iaia, abuela, y sus variantes en castellano- le da un caramelo, la chica que tengo a mi lado se ríe con la escena, yo sonrío al peque y vuelvo a lo mío... Es curioso que ni las cosas que más me gusten puedan sucumbir a mi atención, me distraigo muy fácilmente. En realidad creo que es algo bueno, pues lo que me distrae acaba siendo siempre algo también interesante. Vuelvo a Albert. A sus palabras, y me imagino tantas cosas, tantas ilusiones hechas y por hacer, tantos propósitos, que temo que el descontrol se apodere de mí y se haga visible entre los pasajeros del metro. Y por eso al llegar a casa he saciado dos de mis necesitados deseos, escribir aquí, y en el papel. No sé porqué no lo había vuelto a hacer, escribir un diario. Me encantaba hacerlo de pequeña, y, me sigue encantando ahora, de pequeña también. El espacio, más personal que este blog, recoge tantos momentos... Esos que me han hecho sentirme alegre hoy, como la video llamada tan especial de una amiga, todavía más especial es ella-, como esos momentos que han hecho que mi mente contara, irritada, hasta diez antes de cabrearme por las risas y juegos infantiles de un joven en clase.
Hoy es buen día para ello, me gusta el número 13.

sábado, 1 de octubre de 2011

Bajo el sol de... La Lombardía

La tercera semana está llegando a su fin. Dicen que es la más dura de sobrevivir cuando te instalas en un lugar nuevo... Tengo suerte, no ha sido el caso. Desde el primer día que pisé tierras italianas, desde el primer día que llegué a Milán, me he sentido bien. Supongo que la adaptación no es más que otro de los hábitos que se adquieren y se aprenden con la experiencia. Y como toda costumbre, depende también de las ganas e ilusión con la que se afronta el cambio. Comienza un nuevo curso académico, y por fin me encuentro en ese momento de mi vida que he esperado desde que comencé la carrera hace ya cuatro años, en Elche... Luego fue Barcelona... Y hoy, ahora y por un tiempo, Milán. 'La ciudad de la moda', dicen los más fanáticos, 'la ciudad más fea de Italia', dicen los que se las saben todas y ya han descubierto los encantos de la Toscana. Y qué feo pasear por las grandes calles envueltas de esa esencia romana que asalta en el pensamiento... Qué feo sentir el arte y el expresionismo renacentista que se respira en el Duomo, en las iglesias y museos milaneses... Qué feo pasear por el Parco Sempione, siempre frecuentado y ambientado por suaves melodías que acompañan a los movimientos de la capoeira, o a los besos de las parejas, o a las partidas de 'petanque' de los ancianos en la arena... Sí, aquí también juegan a la petanca. Y ríen en italiano, que siempre he creído que las risas son muy diferentes según el idioma en el que las expreses, según la entonación... Y aquí no se habla, se cantan las palabras. Las dulces letras pronunciadas por quien las pronuncie. A oídos extranjeros, las palabras suenan tan bien en otra lengua... Incluso las discusiones son más divertidas. La comunicación corporal toma su máximo protagonismo en las conversaciones entre italianos, como si de una tragicomedia teatral se tratara, los actores se balancean y canturrean de forma tan divertida... Tan 'bella'.